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Con un brillo particular en los ojos Luz Aidé Rodríguez evoca el día que llegó a Bogotá hace 20 años, con toda la esperanza de una mejor vida, decidió dejar a sus padres y salir con su hermana de Saldaña, un pequeño municipio a orillas del río Magdalena con destino a la capital del país.
“Bogotá es el lugar indicado para quienes quieren progresar”, dice sin titubear porque con orgullo cuenta que es aquí donde logró construir una familia y toda una vida. Conoció a quien es hoy su esposo al poco tiempo de llegar, justo cuando se desempeñaba como cuidadora de un niño en su primer empleo.
José Bernardo era empleado de una vidriería y en ese entonces ganaba el salario mínimo, se caracterizó por su profesionalismo, y aprendió todo lo que tenía que ver con el negocio hasta el punto de lanzarse a la aventura de ser independiente, para ese entonces ya convivía con Luz Aidé y tenían dos niños, y la demanda económica que implica tener una familia los impulsó a convertirse en socios y montar empresa.
Como todo inicio fue esperanzador, emotivo y difícil; la inversión fue la liquidación de su anterior empleo, la apuesta era a todo o nada. Hoy Luz Aidé lo cuenta con alegría y añoranza, pero en ese entonces abrieron el local con un mobiliario básico: una silla, una mesa y algunas herramientas sin saber nada de marketing y publicidad. Para darse a conocer, hicieron una pequeña inversión en unas tarjetas de presentación que repartieron a los vecinos del sector.
Empezar fue fácil, la alegría del primer cliente, los días en los que no entraba nadie, unas semanas buenas y otras no tanto, incluso hubo meses que tuvieron que recurrir a préstamos para poder pagar el arriendo, porque el negocio no daba los frutos esperados, sin embargo, la perseverancia, y la disposición para atender y aconsejar a los clientes empezó a surtir efecto.
Luz Aidé reconoce que el negocio siempre ha sido muy competido, las vitrinas, divisiones de baño, instalación de ventanas, marquetería, espejos, y en general todo lo que implique vidrios, son su especialidad. Pero la amabilidad para atender y sobre todo para asesorar ha permitido que sus clientes sean muy fieles y los recomienden; reconoce en ella misma la pujanza y esa misma cualidad la ha sacado a flote en los momentos más duros e incluso cuando pensaron en cerrar el local, y sabe que este negocio ha sido el pilar de su familia.
Como buena creyente siente que “Dios no los abandona” y en uno de esos momentos de mayor incertidumbre económica conoció el programa “Impulso Local” de la Secretaría de Desarrollo Económico.
Fue a través de una amiga quien le dijo que buscara más información en la página web de la Alcaldía Local de Usaquén, ella inmediatamente se puso a la tarea con la esperanza de encontrar un apoyo para su negocio. Luz Aidé emocionada reconoce que el proceso fue fácil, lo primero diligenciar el formulario, después de esto todo es muy rápido, asistir a capacitaciones sobre atención al cliente, mercadeo y manejo de finanzas, luego entregar la documentación exigida y finalmente, y en corto tiempo recibir el dinero del incentivo.
Cuenta como fue el día que leyó el correo electrónico donde le indicaban cómo reclamar el beneficio obtenido a través de “Impulso Local”, la alegría de ese día no tiene precio, aclara. El recurso recibido lo invirtió en materia prima, láminas, siliconas y otros insumos que necesitaban.
Dice que lo más importante de este proceso fue la visión que adquirió como empresaria, porque en 5 años se ve como propietaria de su vivienda, espera poder contratar un empleado, sabe que su negocio los puede fortalecer aún más; como madre tiene la expectativa que sus hijos estudien que se guíen por el ejemplo de sus padres, que persiguieron su sueño y cumplan sus metas.
Gracias a su experiencia con el programa, Luz Aidé aconseja a los microempresarios que luchen por sus negocios, porque desde la Alcaldía de Bogotá, sí están ayudando a las personas que construyen país y mueven la economía.