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Tamarillo, un emprendimiento con mucho sabor

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Bogotá Productiva Local

En el barrio motorista, en la localidad de Bosa , sobre  la autopista Sur, se estableció Tamarillo, el sueño de Juan Pablo Calderón. Un emprendimiento familiar que surgió en medio de la pandemia, como resultado de un difícil momento económico.

Un día mientras buscaban ideas de negocios con sus suegros, su esposa y sus cuñados, se les ocurrió empezar a producir pulpa de fruta, ya que siempre habían tenido la intención de iniciar en el negocio de los alimentos.

“Todos hemos tenido algún tipo de emprendimiento en la familia, pero esta vez queríamos hacer algo juntos como familia, entonces queríamos trabajar y ponerle el pecho a la situación. En la pandemia varios estábamos sin empleo y queríamos ocuparnos y atender ese mercado que se necesitaba en ese momento, teniendo en cuenta que las personas no podían salir a la calle a comprar alimentos como antes de la pandemia”, recuerda Juan.

Como suele ocurrir en Colombia, empezar un negocio sin capital es todo un desafío. Pero Juan y su familia tenían un objetivo claro, e hicieron todo lo posible para materializar ese sueño. 

Inicialmente, juntaron ahorros y recursos propios. Utilizaron todas las herramientas que tenían en la casa, poco a poco la cocina de los Calderón se fue transformando en una planta de producción. Hicieron algunas pruebas y empezaron a venderle a sus amigos y a familiares. Afortunadamente sus productos tuvieron muy buena aceptación lo que les dió ánimo para seguir creciendo.

La buena calidad de sus pulpas de fruta los fue consolidando, ya que uno de los mejores aliados fue el voz a voz que se intensificó gracias a los clientes satisfechos. También, empezaron a recorrer los restaurantes, sobre todo de comidas rápidas, en donde también encontraron más clientes. Luego de varias semanas empezaron a identificar cuáles eran los productos que tenían más salida  y así enfocaron su producción. 

Fue así, como luego de más de dos años de trabajo duro, ya tienen más de 20 variedades de pulpa y ya cuentan con su respectivo registro Invima.  Juan cuenta que este registro fue todo un logro, pues tuvieron que capacitarse y mejorar sus procesos productivos.

“Como ninguno de nosotros era ingeniero de alimentos tuvimos varias pruebas y errores, en ese proceso ahí también tuvimos que sacar un dinero para poder capacitarnos sobre el tema, sobre la normatividad, sobre la conservación, sobre la refrigeración y cuartos fríos”, comenta Juan.

En todo este proceso, toda la familia ha estado pendiente de diferentes oportunidades para seguir creciendo en este mercado. Fue así como un día Juan recibió una llamada de su hermano, en donde le contaba que en las noticias había escuchado sobre un programa de apoyo a los emprendedores llamado Impulso Local.

“Mi hermano nos envió un link y dijo que nos podía servir para nuestro negocio, ahí entramos, validamos requisitos y nos inscribimos. Luego de la inscripción y de hacer el autodiagnóstico, empezamos a hacer la capacitación a través de los cursos, después de 6 meses de capacitarnos, nos llegó la buena noticia de que salimos beneficiados”, explica.

Gracias a este proceso de formación, el emprendimiento de Juan recibió recursos de capital, con el que pudieron comprar un congelador de 512 litros con el que mejoraron su capacidad para almacenar la fruta, mientras podemos hacer la inversión de un cuarto frío, en un plazo no muy lejano. 

“Esto nos dará la capacidad de respuesta con los pedidos y nos permitirá aprovechar los tiempos de cosecha para comprar más cantidad de fruta para guarda (…) es un incentivo para poder continuar trabajando como lo hemos hecho todo este tiempo, llega en un momento en el que a veces piensas y te cansas para continuar, pero esto nos da fuerza para seguir a adelante”, comenta Juan . 

Además de la capitalización, Juan destaca que Impulso Local es una gran oportunidad pues aprendieron las habilidades necesarias para gerenciar, liderar, expandir el mercado, para construir empresa.

Pero este sueño no termina aquí, para Juan el próximo paso es poder llevar todo el sabor de las frutas colombianas a otras latitudes, por lo que se prepara para poder exportar.

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