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Después de 2020 las perspectivas de todos en el mundo cambiaron, aunque a algunos la pandemia significó desempleo, pérdida de sus negocios o empresas; para otros fue una ventana de oportunidad para renacer e innovar.
La formación virtual llegó para quedarse y permitió que miles de personas tuvieran nuevas opciones para capacitarse desde sus hogares o trabajos. Y es justamente, gracias a esta posibilidad que Elizabeth Molano, nuestra protagonista de hoy, inició su proceso de capacitación en el arte de crear tejidos con nudos decorativos, más conocido como macramé.
Su inquietud fue una virtud que le ayudó a impulsar su crecimiento, siempre le gustó el arte de tejer con nudos y decidió indagar a través de internet un curso virtual para aprender lo que la apasionaba; buscando y buscando en la red encontró una iniciativa empresarial llamada “Ancestral” que capacita en el arte del macramé.
Poco a poco se dio cuenta que además de vocación tenía alma de emprendedora, ver como esos hilos cobraban vida con cada nudo, le hizo querer ir más allá, inició con tapices, luego porta materas, lámparas y ya está en el punto de realizar prendas de vestir.
Ella tiene claro que el macramé es un arte que requiere dedicación, pero a su vez, reconoce que esa dedicación le dió un poder creativo que no pensó tener.
A Elizabeth la caracteriza ser detallista y entendió que su arte podría ser también su trabajo y fue así, que empezó a buscar apoyo para iniciar su micronegocio; escucho por alguien que había un programa que podría ser de su interés y aunque de entrada no logró inscribirse, insistió y telefónicamente logró que le dieran toda la orientación para poder ingresar a Impulso Local y fue justamente en este programa de la Secretaría de Desarrollo Económico que fortaleció habilidades en negociación y se formó en temas como: contabilidad, procesos de archivo y liderazgo, herramientas necesarias para que su proyecto productivo funcionara en la escala que ella quería.
Hoy un año después de iniciar con la materialización de su sueño, empieza a ver los frutos, fue seleccionada como una de las beneficiarias que recibió incentivo económico para invertirlo en materia prima y expresa con orgullo que ya cuenta con un taller de trabajo que armó en un espacio de su casa y que allí está construyendo su sueño.
Con un brillo en los ojos dice que quiere ser una diseñadora reconocida, crear su propia marca y, sobre todo, aportar cada vez más a la economía de su hogar.
Esta mujer emprendedora de la localidad de Suba, se siente orgullosa de ser mujer porque sabe que su historia es inspiradora, quiere ser ejemplo y recordar que los sueños que se persiguen se alcanzan, cree en el poder femenino y sobre todo en dejar huella, enseñando su arte.